El éxito de la educación preventiva en todo Plan Universal de Salud, solo será posible si se valoran en todo su alcance las conclusiones de la Comisión sobre Determinantes Sociales de la Salud, de la OMS; que considera que:
Es imperativo, entonces, inducir desde la escuela, y de manera consciente por el Sector Educativo comprometido en su conjunto, docentes, padres de familia y educandos, una Política Pública transversal de prevención que se sume a los contenidos ya establecidos a los hábitos alimenticios cotidianos; en el no consumo preferente de alimentos procesados, en las prácticas de educación física y ejercicio para una vida sana, y en las actividades diarias de dormir, estudiar, aseo y salud mental como materias específicas de los planes de estudio, a efecto de incidir y modificar precisamente los determinantes sociales, que afectan la salud.
La capacitación en el Plan Universal para la Prevención del Cáncer representa la piedra angular para desechar los viejos hábitos y crear los nuevos paradigmas, teniendo como eje central, la prevención.
La capacitación a la que nos referimos, deberá presentarse de una forma didáctica y pedagógicamente correcta para que personas con arraigos culturales profundos e insuficiencias tangibles de todos los niveles sociales puedan aceptar la modificación de sus estilos de vida, hábitos alimenticios, equilibrios emocionales y formas de pensar, a pesar de cualquier circunstancia.
La capacitación que proponemos debe nutrirse de las mejores prácticas y experiencias de los países más avanzados en investigaciones sobre el tema.
Nuestra concepción de capacitación no prescinde de la vinculación
institucional con universidades e institutos de salud con liderazgo en el
tratamiento del cáncer y demás padecimientos crónico degenerativos –
diabetes, hipertensión arterial, enfermedades coronarias, enfermedades de la mente y obesidad– de origen genético y biomolecular.