Los productos orgánicos en general, antes considerados caros y de moda, son ahora una alternativa permanente y cada vez más demandada por consumidores que buscan una alimentación sana y que, al mismo tiempo, proteja y conserve los recursos naturales.
En México apenas el 2% de los productos del campo son certificados orgánicos, lo que evidencia la urgencia de privilegiar su producción y consumo en el marco de la configuración de una nueva cultura de la prevención.
Es esencial que logremos una cobertura integral cuyo crecimiento avance paralelo al desarrollo de las estrategias de capacitación y estructuración organizacional en su vertiente de estructura horizontal, relativa a la conformación de células sociales para la prevención del cáncer y de otros padecimientos crónico degenerativos. La mejor forma de hacerlo es a través de la innovación, el cuidado a la salud y el medio ambiente; un círculo productivo virtuoso en todos los aspectos de la vida de los mexicanos.
Inicialmente hemos afrontado las primeras acciones con recursos propios y con apoyos provenientes de miembros asociados de la Fundación.
Sin perjuicio de promover la participación coordinada y el otorgamiento de apoyos, en el ámbito de sus respectivas competencias, de las entidades gubernamentales susceptibles de participar, dadas las características y alcances sociales de la estructura organizacional prevista, y en atención a la naturaleza de los factores reales concurrentes a tal propósito, creemos pertinente - sin menoscabo del carácter eminentemente ciudadano inherente a la propuesta- que sea con el consenso interinstitucional que se haga posible auspiciar el Plan Universal para la Prevención del Cáncer, para el efecto de sentar las bases de una adecuada articulación del mismo con los tres niveles de gobierno, con organizaciones sindicales, organismos empresariales, clubes de servicio y organizaciones de la sociedad civil, para luego quedar vinculado institucionalmente con la Secretaría de Salud.